Internacional/Mundo

Francia se blinda ante el nuevo desafío de los ‘chalecos amarillos’

0

París afronta hoy con síndrome de toque de queda una jornada de máximo riesgo de repunte insurreccional de la guerrilla urbana

Francia y, en especial, su capital, París, se han blindado de cara a la nueva movilización convocada hoy por los 'chalecos amarillos', una jornada de máximo riesgo de repunte insurreccional de la violencia callejera. Unos 89.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, casi todos los disponibles, serán desplegados a lo largo y ancho del país con la misión de evitar que se reproduzcan los episodios de guerrilla urbana que hace una semana elevaron a su paroxismo la crisis social. Varias delegaciones provinciales del Gobierno han prohibido la venta y transporte de carburantes, ingenios pirotécnicos y productos inflamables o químicos.

En París 8.000 policías y gendarmes velarán por la seguridad frente a los 4.600 movilizados el sábado anterior cuando se provocaron 249 incendios de vehículos, barricadas y edificios, se saquearon 11 comercios, se rompieron 146 escaparates, se produjeron 133 heridos y se practicaron 412 detenciones.

Por primera vez se va a recurrir a una docena de tanquetas de la Gendarmería, un tipo de blindados idóneos para despejar las barricadas de fuego. Pero no se movilizará al Ejército en la vigilancia estática de los centros neurálgicos del poder como habían reclamado algunos sindicatos policiales.

La capital afronta con síndrome de toque de queda el nuevo desafío de los 'chalecos amarillos' y va a presentar un aspecto de ciudad sitiada en sus barrios céntricos y acomodados. Lugares emblemáticos como la torre Eiffel, el Louvre, la Opera, el jardín de las Tullerías, el Arco de Triunfo o las Galerías Lafayette permanecerán cerrados al público así como las tiendas de las grandes firmas de lujo, una decena de mercados callejeros, una treintena de estaciones del metro y buen número de museos.

LA CLAVEMedidas de seguridad.
Se ha descartado movilizar al Ejército, pero se desplegarán tanquetas de la Gendarmería.

Los servicios municipales han retirado de la vía pública alcorques, vallas, barreras, andamios, maquinaria de obras, contenedores de vidrio y otros elementos susceptibles de ser empleados para levantar barricadas o como proyectiles y armas arrojadizas. Muchos comercios han sido protegidos con verjas y paneles, los establecimientos hosteleros más expuestos han retirado sus terrazas y las empresas de seguridad privada no dan abasto para satisfacer las demandas de particulares.

Las autoridades sanitarias han ampliado las capacidades hospitalarias para responder a un potencial incremento de la actividad asistencial. El pasado sábado 162 personas ingresaron en los servicios de urgencias de los nueve hospitales públicos de París, de las que cuatro permanecen aún en las unidades de reanimación.

En la línea alarmista de dramatizar la amenaza violenta, el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, confirmó el temor a la presencia de armas de fuego entre los manifestantes más radicales apuntada por los servicios policiales de información. «Los 'chalecos amarillos' sinceros no pueden servir de escudos humanos. El objetivo número uno es preservar vidas humanas», dijo. Desde el comienzo de las protestas el 17 de noviembre ya se ha producido la muerte accidental de cuatro personas.

«Un monstruo»

El ministro del Interior, Christophe Castaner, declaró que «en estas tres últimas semanas ha nacido un monstruo que se ha escapado de las manos de sus progenitores». También resaltó que actualmente están implicadas a diario en el movimiento de protestas «unas 10.000 personas». «Eso no es el pueblo, no es Francia. Es una pequeña minoría», valoró.

Eric Drouet, uno de los líderes del movimiento, es objeto de diligencias judiciales por unas declaraciones en las que llamaba a «entrar en el Elíseo». La Fiscalía de París ha abierto a este camionero una causa por provocación a la comisión de un crimen o un delito y organización de una manifestación ilícita. Su domicilio fue registrado y su mujer, interrogada.

Los 'chalecos amarillo libres' reiteraron su llamamiento a no manifestarse en París porque «es una encerrona». Portavoces de esta corriente moderada, abierta a un diálogo con el Ejecutivo, fueron recibidos a última hora por el primer ministro, Edouard Philippe, y no por Emmanuel Macron como querían. El presidente no comparecerá en público antes del lunes para «no echar leña al fuego» según su entorno.

El apoyo popular a la protesta ha bajado por primera desde su arranque pero persiste en cotas mayoritarias. Según una encuesta realizada el miércoles y el jueves, el 66% de los franceses simpatiza con los 'chalecos amarillos', lo que supone un descenso de seis puntos con respecto al inicio de esta semana.

Otro factor de alivio para el Gobierno es la desconvocatoria de la huelga de transportistas anunciada a partir de mañana. Los sindicatos CGT y Fuerza Obrera se declararon satisfechos por los compromisos escritos obtenidos de la patronal del sector y del Ejecutivo sobre la remuneración de las horas extras, su caballo de batalla.

El arresto de 151 estudiantes indigna a la población

IVIA UGALDE

Las impactantes imágenes difundidas en las redes sociales de 151 estudiantes de rodillas, con las manos en la cabeza y vigilados por las fuerzas del orden han causado un gran revuelo en Francia. Los jóvenes, críticos con las reformas del Gobierno, son solo una representación de los que ya se han sumado a la ola de descontento que recorre el país y bloquean desde comienzo de la semana un centenar de centros de educación. Los incidentes que provocaron su detención se produjeron el jueves en un instituto de Mantes-la-Jolie, un barrio en el oeste de París, donde más de cien personas, entre ellas varios encapuchados, se enfrentaron con la Policía y quemaron dos automóviles.

El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, admitió que las imágenes son «impactantes» y avanzó que se va a llevar a cabo una investigación administrativa. Aun así pidió «poner las cosas en su contexto» y tener «cuidado» a la hora de sacar conclusiones porque «estamos en un clima de violencia excepcional». «Ocurrieron cosas muy graves», dijo antes de añadir que la mayor parte de los arrestados fueron puestos en libertad mientras que algunos serán presentados ante el juez. Según explicó, unos jóvenes ajenos al liceo, «profesionales de la violencia», lograron arrastrar a algunos alumnos y quemaron papeleras, robaron bombonas de gas y atacaron a la Policía, que «trató de neutralizarlos».

Prueba de que la ira se extiende en el país fue la marcha que ayer protagonizaron en París miles de alumnos de secundaria al grito de «¡Macron, dimisión!». Ya la víspera, aparte de los incidentes ocurridos en el liceo de Mantes-la-Jolie, más de 700 estudiantes fueron detenidos e interrogados por la Policía, en la cuarta jornada consecutiva de protestas en los centros de enseñanza.

Más información:


  • Macron agita el fantasma de la guerra civil

Cinco menores y una madre mueren en una estampida en un concierto en Italia

Previous article

La CDU elige a Kramp-Karrenbauer como sucesora de Merkel

Next article

You may also like

Comments

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *