Los ‘riders’ de empresas como Glovo o Deliveroo operan bajo el régimen de autónomos y ganan unos 3 euros netos por pedido, una vez descontados los gastos de Seguridad Social, móvil o medio de transporte
Un ‘rider’ es como se conoce en la jerga del gremio a un repartidor que presta servicio para empresas como Glovo, Deliveroo, Stuart o UberEats. Oficialmente es un trabajador por cuenta propia que vende sus servicios a estas compañías mediante un contrato de colaboración. El método más habitual entre los ‘riders’ a la hora de prestar sus servicios es la bicicleta o, en su defecto, la moto, aunque en su condición de autónomos son libres de escoger cualquier formato, desde un coche, una furgoneta o incluso a pie. Cobran por pedido entre cuatro y seis euros brutos en empresas como Glovo o Deliveroo, aunque de estos cabe descontar las cuotas a la Seguridad Social, que deben abonar por ellos mismos, además del seguro privado que la mayoría de empresas les obliga a contratar.
Los repartidores se organizan laboralmente a través de una aplicación móvil; cuyo ‘smartphone’ también deben costearse ellos mismos, así como los datos necesarios para mantenerse conectados. Los ‘colaboradores’ se apuntan con antelación en las franjas horarias que prefieren repartir, siendo asignadas estas por el algoritmo de la aplicación según la puntuación que los clientes finales les den. Y según un estudio de CCOO de Catalunya publicado en julio del 2018, más de uno de cada tres autónomos que se dedican a la economía de plataformas trabaja más de 40 horas a la semana.
Económicamente dependientes
Glovo defiende que con el actual modelo de autónomos los ‘riders’ ganan más dinero que si fueran asalariados. Según datos facilitados por la empresa, un repartidor que dedica al día de media 5 horas y 28 minutos ingresa 1.274,64 euros al mes, computando como trabajado desde que se acepta el encargo hasta que se hace la entrega. Una estimación de los ingresos que no incorpora mantenimiento del vehículo, móvil o cuotas a la Seguridad Social. “De aplicarse el convenio colectivo, la media que recibiría sería de 892,15 euros”, argumentan desde la empresa.
Al ser trabajadores por cuenta propia, tampoco tienen la obligación de pedalear para la misma empresa, aunque en la gran mayoría de estas el repartidor firma unas condiciones que lo acreditan como Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE), es decir, que pese a ser autónomo reconoce que el 75% de sus ingresos provienen del mismo pagador. En este sentido, los repartidores de, por ejemplo, Glovo no tienen la obligación de repartir con las mochilas distintivas de la marca y podrían hacerlo con cualquier recipiente que les permitiera repartir el paquete en condiciones óptimas. También podrían repartir un pedido de, por ejemplo, Deliveroo, con la mochila de una de la competencia.
Modelo en tela de juicio
Es en esa flexibilidad de horarios y métodos de trabajo en la que se apoyan las diferentes compañías –de las grandes, únicamente JustEat opera con trabajadores asalariados- para considerar autónomos a sus colaboradores. Glovo, la más grande en España, afirma trabajar con alrededor de 5.000 en todo el país y Deliveroo, la segunda, con unos 1.000. No obstante, existe actualmente una batalla legal entorno al modelo empresarial en el que se sustentan estas empresas, ya que Inspección de Trabajo ha fallado, hasta ahora, de manera unánime contra Glovo y Deliveroo. El organismo ha considerado que en Barcelona, Madrid, Valencia y Zaragoza su relación es más propia de un asalariado.
Todo ello no es baladí para las arcas de la Seguridad Social, puesto que las cotizaciones que paga un repartidor siendo autónomo son sensiblemente inferiores a las que pagaría un trabajador bajo el convenio colectivo de hostelería. La UGT realizó recientemente un cálculo según el que cifró que Hacienda deja de ingresar anualmente 93 millones de euros con estas empresas operando bajo este modelo.
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